Muchas veces, con el estres del día a día, la comida, la casa, el trabajo... perdemos nuestros objetivos como padres. En los padres separados, es dónde más encontramos la tendencia a perder el rol de educador, bien al sufrir una depresión, como por anteponer momentos felices o compensar la culpabilidad que sentimos por lo ocurrido.
Hablamos de trasmitir valores, al poner normas cortas, simples, claras, y sobretodo coherentes con nuestra forma de actuar. Estas normas han de ser sistemáticas, que no rígidas, y debemos tener paciencia. Pero esto no queda aquí, realmente transmitimos valores mediante nuestra conducta, nuestras acciones y actitudes. Por lo que os animo a observaros, y a detectar aquellos aspectos en los que a veces nos contradecimos, para ver realmente qué estamos transmitiendo.
Unos ejemplos:
- Pedir gritando que nuestro hij@ no grite.
- Querer transmitir en nuestro hij@ la lectura cuando nosotros no cogemos un libro.
- "No fumes que es malo" mientras tenemos un cigarrillo en la mano.
- Enseñar que tiene que respetar a los demás, y nosotros insultamos al vecino, al profesor, al tío, al dependiente, al extranjero...
- Enseñar que tiene que respetarse a sí mismo, y nosotros nos autocriticamos (nuestro cuerpo), o les criticamos a ellos "no serás nadie".
- Enseñar que tiene que respetarse a sí mismo, y nosotros nos autocriticamos (nuestro cuerpo), o les criticamos a ellos "no serás nadie".
Los niñ@s de pequeños tienen la necesidad de satisfacer sus necesidades de forma inmediata, y en muchos momentos esto no será posible, o bien, no será positivo. Quizá si lo demora podrá obtener más y mejor al final del camino. Por lo que, tenemos el papel de reconducir sus acciones. Con esto conseguimos mejorar sus estrategias frente a la vida. Podemos trabajar la paciencia y el esfuerzo que últimamente parece tener olvidada nuestra sociedad, tanto en los adultos como en los pequeños.
Aceptar un "no", aprender a frustrarse cada vez menos, y aprender a crear alternativas, mejorará sus estrategias para llegar a su objetivo, los hará más fuertes en su día a día, emocional, social, escolar y laboral.
Pero, ¿estamos preparados para llevarlo a cabo?
- Poner límites a nuestros hijos nos creará unas emociones que hemos de gestionar.
- Creará unas emociones en nuestros hij@s que tendremos que aceptar y acompañar.
Podemos iniciar con unas reflexiones:
- ¿Cómo fue la educación que recibimos de nuestros padres?
- ¿Cuáles son nuestras principales virtudes y cualidades?
- ¿Qué defectos debemos pulir y mejorar?
- ¿Qué valores queremos transmitir para educar a nuestros hij@s?
Aquí algunos valores:
Amistad
Respeto
Responsabilidad
Cortesía
Tolerancia
Compromiso
Superación
Esfuerzo
Esfuerzo
Humildad
Honestidad
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