Digamos que hay una parte de nosotros que en la mente empieza a trajinar y producir pensamientos enrevesados, raros y gusanos. A esa parte de nosotros le podemos poner un nombre, yo le diré: EL ROEDOR
 |
| http://stinkyandjinks.blogspot.com.es/ |
Un día cualquiera sales a la calle y vas al parque, vas al colegio o simplemente estas en casa... el sitio y el momento no es importante. ¿Qué ocurre? que el Roedor empieza a filtrar información que ve en los demás. Y se fija con especial atención en las habilidades que hacen con facilidad: pintar, correr, leer, ir en bici, hacer amigos... El Roedor es muy observador.
Con todos los datos el Roedor los pone juntos y hace una montaña. Normalmente se suele fijar en un dato sólo, pero hay días de mucha, mucha faena. Cuando hay tantos datos el Roedor se estresa, se pone nervioso porque cree que no podrá con todo y empieza el problema. ¿Sabes qué pasa? se deja faena por hacer y no filtra la información del todo bien.
En esos momentos de nervios ¡el Roedor se olvida que también tiene que procesar los propios datos! Sus propias habilidades, muchas veces no las tiene en cuenta, se le olvidan.
Lo peor es cuando al Roedor le regalan datos, sí, sí, más todos los que ya tiene que procesar. Entonces lo que ocurre es que se colapsa, tiene mucha faena y se bloquea. Y es que a veces, según quién le de la información el Roedor cree que puede confiar a ciegas en esa persona, sin contrastar los datos como un buen detective. Así ,que tal y como le viene la información la acepta ¡ese día no hace nada, nada de deberes!
El Roedor lo que hace con tanta información es una pequeña, pequeñísima valoración. Y llega a la conclusión rápida de que la cantidad, la manera y el resultado del otro no es el mismo que el tuyo ¡no, no, ni mucho menos! piensa el Ratoncito alarmado. ¡Los otros lo hacen todo mucho mejor! y así enfadado y asustado empieza a gritar y a decir cosas de las que a veces después se arrepiente !eres tonto¡ !no se te da nada bien! ¡mejor ni lo intentes!
A veces creo que el Roedor en ese momento quiere construir un Frankestein con lo mejor de todo el mundo. ¡Una persona con trozos de muchas otras! ¡pero qué ocurrencias tiene el Roedor! Además, claro está, se fija en lo mejor que tiene cada uno de tus amigos y hermanos, vamos que así siempre saldrás perdiendo. ¿Te imaginas convertirte en un Frankestein manejada por un Roedor?
El Roedor al pasar épocas de mucha faena, acaba aprendiendo a filtrar la información muy muy rápido, y está muy contento. Pero cuando acaba...se da cuenta que se ha dejado muchas cosas por hacer. Por eso, hay que ayudarle a corregirlo.
Para ayudarle lo que hay que hacer es fijarnos en cuando está con mucha faena, respiraremos profundamente un par de veces y le recordaremos:
- Para aprender a veces, hay que equivocarse una y otra vez, en otras te saldrá a la primera
- Si te equivocas es que estás haciendo lo posible por avanzar, aprender y por superarte. La capacidad de esforzarse en algo que pocos tienes, así que ¡Felicidades!
- Si decides rendirte no avanzarás. Eso sí, te puedes tomar un descanso
- Podemos destacar en una cosa y en otra no. Es más, no tenemos por qué destacar en nada, ni ser buenos en todo.
- Nuestra forma de actuar cambia, según la motivación, el estado de ánimo, el ambiente, la situación, la o las personas con las que estemos, según el grado de confianza, el momento... No somos tan predecibles, ni somos máquinas
- Eres muchas cosas, un global, un todo, no te identifiques con una dificultad. Eres hijo, amigo, alumno, deportista, primo... Quizá de deportista no eres tan bueno, pero en lo demás sí.
- Para gustos los colores. No escondas las dificultades o rarezas, al revés muestralas pero sin pasarte, reconócelas y convive con ellas.
¡Roedor para! ¡creo que te estás pasando!
No hay comentarios:
Publicar un comentario